domingo, 28 de octubre de 2007

Bodas y regalos

Ayer asistí a la tercer boda que me ha tocado este año. En otro artículo ya comenté algo mi opinión sobre las bodas.

En esta ocasión, la música también corrió a cargo de un DJ que además de discos, tenía micrófono. La música estuvo más o menos acorde a lo que suele ser habitual en las bodas, aunque el chaval parecía tener ganas de armarla con el micrófono y en una canción se empeñó en sacar a todo el mundo a la pista, llegando a ponerse un poco tenso cuando vio que muchos pasábamos de él. Y no nos arrepentimos cuando vimos que la coreografía consistía en agarrarse la gente unos a otros metiendo las manos por entre las piernas y dando saltitos adelante y atrás dando lugar a un espectáculo grotesco. Sigo pensando que si la gente quiere bailar, una buena orquesta, sin coreógrafo, sería lo mejor.

Aparte de éso, en este artículo me apetecía comentar el tema de los "regalos". Porque después de 3 bodas en un año, en las que el regalo consistía en un sobre con dinero, uno se plantea si la costumbre no ha degenerado en un simple intercambio comercial. Y es que unas semanas antes, la conversación habitual a escondidas de los novios es cuál es la cantidad que hay que dar para no quedar mal. Cantidad que debe ser, como mínimo, superior al cubierto, y que parece que cada año aumenta.

Sobre este tema, no me he metido a indagar en Internet (ni ganas), pero no me extrañaría que hubiese incluso estudios sobre en qué regiones se gastan más en los regalos y en cuáles menos. Sería curioso conocer la media nacional del precio del regalo y ver cómo se relaciona con la inflación.

Me imagino que los datos no deben ser difíciles de obtener entre las empresas especializadas. Recuerdo que un familiar preparó una lista de bodas a través de Internet en la que podías ir seleccionando los regalos que querías darles (por cierto con unos precios bastante elevados). Claro que luego, según me contó, ellos podían ir a la empresa y cambiar los regalos por otras cosas. Un buen negocio.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Y no nos arrepentimos cuando vimos que la coreografía consistía en agarrarse la gente unos a otros metiendo las manos por entre las piernas y dando saltitos adelante y atrás dando lugar a un espectáculo grotesco" .


JEJEJEJEJEJEJEJE Q BUENO. Pero eso tiene nombre y se llama Paquito el Chocolatero :-)
Jejejejeje, no se puede ser tan soso hombre. :-)
Hay que echarle humor a la vida.

labra's blog dijo...

Por esta vez, anónimo, tienes razón, se llama Paquito el Chocolatero...de hecho, a mí ya me lo soplaron y por éso en nuestro grupo pasamos de salir ante el mosqueo del chaval del micrófono.

En lo de la sosería, también tienes razón y hay que echarle humor a la vida...pero bueno, hay cosas que son graciosas y otras grotescas, y la frontera no siempre es nítida :)

Fer dijo...

El otro día me comentaba un colega que la gente, cuando quiere amueblar el piso, se casa y sacan para algún capricho encima.

Lo de los regalos suena a 2.0 que te cagas, red social "dbodas" pero ya.

Anónimo dijo...

mira de alguna forma es verdad que las parejas pueden encontrar un provecho en esto de los regalos pero también hay parejas que nos preocupamos por no poner a los invitados (que supuestamente son gente muy querida) en una posición incomoda de gasto excesivo, nosotros también subimos una lista de bodas a una web del tema como dices allí pero los regalos eran, con intención, de los más variados costos y agregamos regalos que hasta han sido sugeridos por los mismo invitados en la misma web, depende de la pareja de cual es su prioridad, si el matrimonio y el que su gente querida disfrute junto a ellos, o el realizar de su boda un negocio