viernes, 5 de febrero de 2010

Gracias por volar conmigo


Acabo de terminar el libro Gracias por volar conmigo de Fernando Peña. El libro lo compré en una librería del aeropuerto de Buenos Aires para gastarme el poco dinero suelto argentino que me quedaba.

Me llamó la atención la portada y el hecho de que parecía un libro de anécdotas recopiladas por un tripulante de avión. Y como me esperaban unas cuantas horas de avión, pensé que era un tipo de lectura apropiado.

El caso es que el libro me acabó enganchando y me sorprendió la personalidad de su autor. Yo no lo conocía de nada, pero al parecer, Fernando Peña es un actor bastante popular en Argentina, que ha reconocido públicamente que es homosexual y que estuvo unos 10 años trabajando de tripulante de cabina en un avión antes de hacerse famoso.

En la Wikipedia acabo de enterarme que ha fallecido el año pasado y que tenía SIDA, algo que también comenta en el libro.

Total, que un libro que compré sin ninguna pretensión acabó sorprendiéndome gratamente por la sinceridad del autor y porque permite ver otra cara del mundo de los aviones.

Como de costumbre, destaco un par de párrafos del libro:

Lo divertido es frugal y fugaz, lo interesante a veces es demasiado denso, y este libro no pretende ser más que un entretenimiento, que es para mí la medida justa entre un best seller y un libraco de filosofía existencial


Y el trabajo de tripulante [...] es en sí mismo bastante actoral. Se podría decir que uno se siente un poco estrella de Hollywood; es una cretinada, pero es así. Somos almitas muy pobres e indefensas, y esta vidita de cartón pintado y de jet set nos hipnotiza y acapara sin piedad. Es un trabajo tramposo, solapado.

1 comentario:

El gato vagabundo dijo...

Fernando Peña fué uno de nuestros mas arriesgados artistas. Un hombre sin dudas fascinante y a la vez repelente.

Fernando Peña vivía la vida como hay que vivirla: dia a dia.

Pero claro, decía las cosas sin anestesia.

Tal vez por eso aún, despues de muerto, sigue buscando un lugar en el reconocimiento público. Lugar que de por si ya tiene merecido.