viernes, 3 de agosto de 2007

Las etiquetas y la vida misma

Desde hace un año aproximadamente me he interesado mucho por los sistemas de etiquetado colaborativo (collaborative tagging) y su relación con la web semántica. He leído un montón de artículos e incluso he encargado trabajos en los cursos de doctorado sobre el tema.

Todo ello está muy relacionado con el concepto de folksonomía y su relación (a veces oposición) al concepto de ontología.

Pero por otro lado, también hace tiempo que tengo ciertas dudas existenciales sobre las etiquetas basadas en mi experiencia personal.

El caso es que en mi pasado rockero, recuerdo que era muy habitual que los periodistas buscasen etiquetas para clasificar grupos y estilos musicales. Así nos intentaban encasillar en Grunge, Punk rock, Funky metal, o lo que fuese. Ya puestos incluso se inventaban etiquetas o movimientos como "Xixon sound" o similares. Y los grupos casi nunca estábamos de acuerdo con esas etiquetas porque de alguna forma nos limitaban la creatividad. Porque en nuestro caso, y supongo que en el de muchos otros, unas canciones podían ser típicas "grunge", pero otras podían ser "garaje-rock" o miles de otros estilos y combinaciones...

El caso es que poner etiquetas a las cosas siempre tiene una implicación de encasillamiento y de limitación de la creatividad que puede ser peligrosa.

Otro ejemplo de la vida es la etiqueta "amigos". Es la típica etiqueta que puede tener miles de connotaciones, como pueden ser "conocidos", "amigos compañeros de trabajo", "amigos de la infancia", "amigos de toda la vida", "amigos virtuales", "confidentes", "amigos íntimos", "amigos con derecho a roce", etc., etc. Y cuando un par de personas se declaran sólo "amigos", ¿cuál de los significados se aplica?

Dándole vueltas a esos problemas, cuesta trabajo ver cómo desarrollar sistemas que puedan manejar etiquetas ambigüas como la anterior. Es posible que los algoritmos que se desarrollan basacos en inteligencia colectiva lo consigan, pero tendrán que hilar muy fino para no caer en simplificaciones peligrosas.

Edito este artículo para poner un enlace a un dibujo de Javier Rodríguez que ilustra el contenido de este artículo. Como dice él: a principios de esta década había más etiquetas que grupos musicales...

2 comentarios:

dahernan dijo...

Pues ahora que lo dices, veo que has dado justo en el clavo, yo uso last.fm para escuchar musica (http://last.fm) y por ejemplo puedes escuchar emisoras asociadas a tags.

El otro dia me dio por escuchar el tag "britpop" y a la tercera o cuarta cancion me pusieron a las Spices Girls, vale son britanicas y son pop, pero no era exactamente lo que buscaba.

En la música se ve que lo de los tags no es muy buena forma de clasificar.

Anónimo dijo...

Siguiendo con el tema musical, yo también uso Last.FM y veo el mismo problema; y con mis MP3 parecido: Me gustaría aplicar tags muy específicos pero eso luego es un problema si quieres poner todas las que sean por ejemplo "pop" independientemente de que sean britpop o las spice.

La solución creo que pasaría por montar algo parecido a lo que tiene allmusic.com: Un campo "género", que tendría pocos valores posibles (p.e. Pop, Rock, Clásica, Electrónica, Hip-Hop, Metal), y otro "estilos" con definiciones más específicas para el género elegido (Heavy metal, Metal progresivo, Metal alternativo, Power metal, Death metal, Black metal, Thrash). Y si quieres rizar el rizo, pues pones el campo "Moods" que indicaría para qué estado de ánimo viene mejor.
Así tendrias una etiqueta "Amigo" y una subetiqueta "Tipo de Amigo". Y dar la posibilidad de añadir subcategorías dentro del tipo, por qué no.

Imagino que cualquiera que haya estudiado y/o trabaje en gestión documental, bibliotecas,... se habrá topado infinidad de veces con este problema. A lo mejor no hay que reinventar la rueda, habría que ver qué soluciones han tomado otros, y mejorarlas usando el gran potencial que tienen los sistemas colaborativos y los semánticos.