lunes, 22 de enero de 2007

1000 libros desaparecidos

El otro día viendo las noticias de una cadena de televisión en Chile, me llamó la atención una noticia. Hacía un tiempo habían realizado una campaña en el recién inaugurado metrotrén de Valparaíso en la que dispusieron gratuitamente 1000 libros para que los viajeros los fuesen leyendo mientras viajaban.

Lamentablemente, no me acuerdo del nombre de la campaña, pero la idea parece interesante. La única condición que ponían a la gente es que tras la lectura de los libros, los volviesen a dejar donde los encontraron, para que otros viajeros pudiesen disfrutar de la lectura.

La noticia decía que tras un par de meses, los 1000 libros habían desaparecido. O sea, la gente había tomado los libros y no los habían devuelto. La noticia en sí, era que estaban planteándose reanudar la campaña con otros 2000 ó 3000 libros.

No tengo las ideas muy claras como para sentar cátedra en el asunto y me faltan muchos datos como para aventurarme a valorar los hechos. Sin embargo, se me ocurren tres reflexiones:

1.- Personalmente, estoy de acuerdo con cualquier iniciativa que intente promover la lectura, pero parece que en este caso, necesitan promover alguna otra cosa. Las diferencias económico y socio-culturales en Chile son muy exageradas, y es posible que algunos de esos libros están en poder de gente que no sepa valorarlos.

2.- La cultura hay que promoverla por muchos cauces, pero no regalarla. Nunca estuve de acuerdo, por ejemplo, con los conciertos gratuitos. Cuando alguien va a un concierto gratuito no valora suficiéntemente lo que le están ofreciendo.

3.- Los países latinoamericanos han heredado la picaresca latina. La anécdota en el fondo tiene su gracia. Al menos, al ver la noticia y ver la cara con la que la comentaba el entrevistador, a mí me resultó graciosa. Pero en países anglosajones ese tipo de cosas no serían graciosas. Recuerdo que mi padre siempre me decía que en Suiza, los periódicos se dejaban en un lugar donde la gente los tomaba y dejaba el dinero, sin ningún control. Y que éso en España no se hacía porque la gente se llevaría todo el fajo de periódicos.

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