Esta tarde he vuelto del congreso de Roma. El viernes lo dediqué a hacer un poco de turismo por Frascati. Aunque llovió casi todo el día, pude recorrer algunos de los sitios más característicos, entre los que destacaría Villa Aldobrandini, un lugar espectacular que no está muy restaurado, lo cual hace que tampoco haya muchos turistas y que mantenga su encanto.
El sábado decidí coger el tren hasta la ciudad de Roma y dediqué el día a recorrer caminando algunos de los sitios más característicos, como el Coliseo, la plaza de España o el Vaticano. Llegué a entrar en la Basílica de San Pedro, de la que lo que más me llamó la atención fue la Capilla Sixtina.
Aunque en un día es imposible tener tiempo a ver en profundidad una ciudad, la sensación que me dio Roma es que es una ciudad muy acogedora, con un montón de monumentos y sitios espectaculares, pero en la que también hay un montón de terrazas y bares para tomar algo con muy buena pinta.
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