Esta mañana he ido a despedir a Tina, que vuelve a su casa en Chemnitz.
La relación con Tina surgió de una especie de experimento psicológico: buscar una chica Erasmus para cuidar 2 tardes a la semana a mi hijo de 2 años hablándole en alemán.
La idea parecía buena en teoría, ya que tenemos intención de que Sergio pueda manejarse en alemán en el futuro. Pero en la práctica, con 2 años apenas hablaba español y más que nada lo que queríamos era alguien que lo cuidase bien.
El caso es que Tina ha puesto el listón muy alto: ha sido una cuidadora estupenda, siempre dispuesta y transmitiéndole mucho cariño. Le habló en alemán a Sergio, y estoy seguro que algo se le habrá quedado.
Además de éso, ella había estado un año de Au Pair en Estados Unidos y hablaba inglés perféctamente (además estudia filología inglesa), por lo que a mí me vino genial para practicar mi inglés.
De hecho, en los últimos meses, coincidimos más veces y al ir conociéndola mejor, me di cuenta de que es una gran persona y que coincidíamos en muchas cosas.
Aunque estas 2 últimas semanas estuvimos haciendo algunas excursiones por Asturias e incluso fuimos a jugar a baloncesto, me ha dado mucha pena no haberle dedicado más tiempo.
En fin, una gran persona, que estará físicamente lejos, pero mentalmente cerca.
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